Sala de espera de clínica ginecológica
¿En qué consiste una consulta de ginecología?
Cuando acuda por primera vez a la consulta del ginecólogo, o de la ginecóloga, le hará una serie de preguntas (historia clínica). Le pedirá información sobre su anticoncepción, sexualidad, embarazos y problemas ginecológicos. Con estos datos se hará una idea de dónde tiene que insistir en la prevención o en el diagnóstico de determinadas enfermedades, dónde puede estar el origen de los problemas que le van a plantear, qué medicamentos están contraindicados, etc.
Siempre que acuda a la consulta lleve anotada la fecha de tu última regla. Le será muy útil señalarla siempre en un calendario.
Esta historia clínica básicamente consiste en:
1. Edad.
2. Menstruaciones.
- Edad en la que tuvo la primera regla.
- Cada cuantos días viene (contando desde el primer día de una regla hasta el primer día de la siguiente).
- Cuántos días dura.
- Cantidad (normal, abundante, escasa).
- Dolor.
- Fecha de la última regla.
3. Antecedentes médicos de su familia.
- Sobre todo si ha tenido algún familiar de primer orden (madre o hermanas) con cáncer de pecho o de útero. También si hay hipertensión, diabetes o niños o niñas con malformaciones u otros problemas en la familia.
4. Antecedentes médicos suyos:
- Enfermedades fuera de las corrientes.
- Intervenciones quirúrgicas.
- Alergias a lgún medicamento o sustancia.
5. Anticoncepción.
- Qué métodos anticonceptivos ha utilizado y si le han ido bien o no.
6. Sexualidad.
- Con qué frecuencia tenemos relaciones sexuales (esporádicas o no), pareja estable o no, relaciones sexuales satisfactorias o no.
7. Número de embarazos y partos.
- Si tuvo abortos o problemas en los embarazos y cómo acabaron (cesárea, forceps, parto normal o antes de tiempo).
8. Motivo de la consulta.
- Este es el momento en que debe explicar claramente lo que le pasa, dónde le duele, si tiene algún problema o si viene simplemente a una revisión.
Independientemente del motivo de la consulta, la ginecóloga el ginecólogo le pedirá que se desvistas y se sientes en el sillón de exploración (es más cómodo ir a la consulta con ropa que no sea muy complicada de quitar). En el sillón de exploración separe los muslos, levántelos y apoye las piernas o los talones en unos soportes. La postura no es muy cómoda, pero es la única en la que los genitales externos están accesibles a la vista y se puede intoducir un espéculo para ver la vagina y el cuello del útero.
Es importante estar relajada y confiada, pensando que no tiene por qué ser una exploración dolorosa o demasiado molesta.
La ginecóloga o el ginecólogo mirará primero el aparato genital externo (labios mayores y menores, entrada de la uretra y el clítoris) y descartará determinadas enfermedades, como quistes de la glándula de Bartholino, infecciones, condilomas, etc.
La única forma de ver la vagina y el cuello del útero es introducir dentro un instrumento tubular que se parece al pico de un pato y se llama espéculo. Se introduce en la vagina cerrado y cuando llega al cuello del útero se abre. El espéculo puede ser de metal (tiene un tacto muy frío en la vagina) o de plástico duro. En casi todas las consultas son de plástico, así son desechables, de un solo uso, no hay que esterilizarlos como los de metal y no pueden transmitir infecciones de una mujer a otra.
El espéculo introducido con cuidado no tiene por qué hacer daño.
Cuando esté en la camilla es importante relajar los músculos que rodean la vagina y el suelo de la pelvis; para ello, no tense los músculos de los muslos y apoye bien los glúteos.
Si habitualmente le duele la introducción del espéculo, debe advertírselo al ginecólogo para que utilice uno más pequeño o ponga un poco de lubricante.
La vagina y el cuello del útero los imaginamos como algo extraño y oculto. Algunas mujeres solo los han visto en dibujos y libros. Puede ser muy interesante conocerlos y verlos directamentes. El aparato genital externo es una parte más de su cuerpo, tan bonita como cualquier otra. Es una mucosa de aspecto muy similar en color, tacto y humedad al interior de la boca. Está al alcance de nuestros ojos con solo pedirle al ginecólogo que coloque un espejo delante del espéculo. También puede revisar periódicamente su aparato genital usted misma si aprende a colocarse un espéculo. Hay mujeres que lo hacen de forma regular. El espéculo se introduce en la vagina de igual forma que lo hace el ginecólogo.
El ginecólogo o ginecóloga mirará si la vagina tiene una coloración normal, rosa, o está enrojecida (inflamada); el flujo, si es normal y adecuado para el momento del ciclo, o si tiene aspecto infeccioso. Mirará también el cuello del útero, si está inflamado, si tiene pólipos o un tipo de lesión muy frecuente en todas las mujeres que se llama eritroplasia (conocida vulgarmente como úlcera de cuello).
En algunas consultas se aprovecha que el espéculo está ya introducido en la vagina para hacer una citología; en otros casos, la toma de la muestra para la citología se hace con posterioridad.
La citología vaginal consiste en recoger con una espátula de madera algunas células semidesprendidas de la vagina, el cuello del útero y el canal que comunica la vagina con el interior del útero. Estas células se depositan en un cristal, se tiñen y se miran al microscopio. La información obtenida es muy valiosa para todas y se puede agrupar en tres apartados:
- Información hormonal: la vagina responde a los cambios hormonales del ovario.
Según el tipo de células recogidas en cada momento, se puede tener una idea aproximada de cómo funcionan nuestros ovarios. - Información morfológica: es la más importante.
Las células del cuello del útero pueden alterarse (generalmente por determinadas infecciones) bien porque se vea el germen que la ha producido (hongos o tricomonas) o porque en las células haya signos que sugieren que la infección ha sido producida por diversos virus o bacterias (herpes, condilomas, haemophilus). - Información morfológica: es muy importante.
Las células del cuello del útero pueden alterarse (generalmente por determinadas infecciones, sobre todo, condilomas y herpes) y terminar produciendo una serie de lesiones precancerosas (displasias). Estas lesiones no producen molestias o problemas hasta después de muchos años (entre 2 y 10); pero si se dejan a su libre evolución, pueden acabar en un cáncer de cuello del útero. La citología vaginal cumple todos los requisitos exigibles a una prueba diagnóstica en las campañas de prevención del cáncer: es barata, es fácil de realizar, es inocua y tiene pocos fallos diagnósticos. Por todo esto, las mujeres deben ser conscientes y responsables de esta prevención y realizarse una citología vaginal preiódicamente: de dos a cinco años, si tiene pareja estable y fiable, y cada año, si no es así, ya que el cáncer de cuello tiene mucho que ver con las infecciones de transmisión sexual.
Si conoce el valor de la citología, es muy difícil que tenga un cáncer de cuello del útero, porque las lesiones (displasias) son muy fáciles de curar.
Después de cerrar y retirar el espéculo, la ginecóloga o el ginecólogo hará un tacto vaginal: introduce en la vagina dos dedos y con la otra mano presiona sobre el abdomen y delimita el útero; su forma, su situación (adelante, atrás, a la derecha o a la izquierda), su consistencia, si tiene miomas y si es doloroso. Los ovarios no siempre se tocan. Se pueden palpar si es delgada, se relajamos bien o tiene algún problema (quistes o tumores).
La exploración de los pechos debe estar incluída en la revisión periódica. Para explorar el pecho es mejor que acuda a la consulta después de terminar la regla. En este momento, la glándula mamaria está en las mejores condiciones para que la información obtenida en la exploración sea clara.
En la palpación de los pechos, la ginecóloga o el ginecólogo mirará si las mamas son iguales, si hay alteraciones en la piel, en el pezón o en la areola, si sale secrección por uno...
Extracto de la publicación "La consulta ginecológica" Salud VI.
Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad.
Gobierno de España.
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