sábado, 30 de octubre de 2010

Prevención de la espina bífida


Uno de cada mil niños españoles nace con defectos del tubo neural. La mitad de ellos son niños con espina bífida.

La espina bífida es una malformación congénita del tubo neural, que se caracteriza por que uno o varios arcos vertebrales posteriores no se han fusionado correctamente, de manera que la médula espinal queda en ese lugar sin protección ósea.

Las consecuencias de la espina bífida dependen en gran medida de la amplitud del defecto y de su localización: cuanto más alta, en relación a la espalda, más importantes son las secuelas. Entre éstas, la más destacable es la hipomotilidad: son niños que no pueden andar y, en muchos casos, se ven confinados en sillas de ruedas, suelen tener problemas de incontinencia de esfínteres (orina y heces). También presentan problemas neurológicos, sobre todo si la espina bífida va acompañada de hidrocefalia, lo que sucede en el 70% de los casos.

CAUSAS

Se considera que las causas de las malformaciones congénitas del tubo neural son esencialmente dos:
  • Predisposición genética.

    Aunque aun no se han identificado los genes responsables, se cree que existen factores genéticos que predisponen a la aparición de defectos del tubo neural.


  • Déficit de folatos.

    El 95% de los casos de defectos del tubo neural se produce en familias en las que no existen antecedentes de estas malformaciones congénitas. En este sentido, se ha demostrado que las madres de los recién nacidos con defectos del tubo neural presentan bajos niveles de folatos en sangre. Esta relación causa-efecto es respaldada por estudios epidemiológicos.

    Aunque representan una parte menor en casuística de defectos del tubo neural, debe señalarse que existen situaciones en las que esta carencia de folatos resulta especialmente significativa en:

    • Mujeres que han seguido una anticoncepción hormonal prolongada antes del embarazo.


    • Mujeres adictas al alcohol o las drogas.


    • Mujeres en estado de malnutrición.


    • Mujeres sometidas a ciertos tratamientos farmacológicos: para la epilepsia con ácido valproico, para la psoriasis, para el acné con etetrinato, etc.


PREVENCIÓN

La prevención de la espina bífida no sólo es posible, sino que puede ser sencilla.

Tres de cada cuatro malformaciones congénitas del tubo neural podrían evitarse sólo mediante la aportación farmacológica de folatos en los momentos previos a producirse el embarazo (dos a tres meses antes) y durante los tres primeros meses del mismo, ya que es el momento en que se forma el tubo neural.

Este recurso preventivo debería ser obligado para las familias en las que ya existe un miembro afectado de espina bífida.

Además, esta práctica debería extenderse a todas las mujeres que decidan iniciar un embarazo.

Unidad de Ginecología y Obstetricia del Centro Clínico Betanzos 60

www.centroclinicobetanzos60.es/embarazo-parto.htm
www.centroclinicobetanzos60.es

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